domingo, 2 de junio de 2013

En casa


Es un abrazo de mar.

Un golpe
de arena
por sorpresa.

Su sonrisa no sabe estar sentada, está escapándose siempre de su madre.

Sus ojos son de verdad, no han aprendido aún a protegerse.

Ella sabe dar
besos perfectos
que se abren como un táper.

Cuando abraza es en cambio silenciosa

y obstinada.

Tiene la hondura de un eco.

Otras veces ríe leve como si fuese una pluma.

Y parece que la música empieza
a hacerse sola.

Cuando Sofía me abraza,
me recoge,
me trae de vuelta a casa.

 
Esta es mi casa.
Mi pequeña,
mi única
certeza.