viernes, 28 de marzo de 2014

jueves, 27 de marzo de 2014

Palabras para vivir

ANA ABELENDA | Con un amor que se mide a la enfermedad, y la supera, ha logrado Carmen Amoraga el Premio Nadal de Novela 2014.  Y además, ofrecer un consuelo, 300 páginas de terapia en el duelo de una pérdida. Quizá sientan que la consulta se queda en unas horas gracias a la mano de Amoraga, segura en el retrato contemporáneo del mundo cotidiano y sus nuevas formas de relación social. Facebook, con su realidad revisitada, es un canal de comunicación definitivo, un bote donde ampararse de la ausencia en La vida era eso. La novela comienza con una escena familiar, un tema de Whitney Houston sonando en la cocina. Un hogar feliz. Y de pronto, la amenaza: cáncer. En esta literatura hecha sin miedo con las cosas de la vida, su brillo y sus miserias, otras muchas palabras se pronuncian directamente, con gusto, hasta con gracia. Y son una lluvia fina que empapa como la ira ante la pérdida de un padre sin tiempo a ver crecer a sus hijas. El principio de esta historia es un final, o viceversa; una despedida que no es tal, pues ahí está la vida. Agarrada a lo mejor del que se fue, advierte Amoraga, metida en uno de sus jerséis o entre sus libros. En las palabras que salvan del olvido. Dando voz a esa parte de uno que el dolor de una muerte muy próxima ha dejado muda.

Publicado en Fugas, La Voz de Galicia 

En Leonas Cativas
http://abelendanoesgerundio.blogspot.com.es/2014/02/leona-compulsiva.html 

lunes, 24 de marzo de 2014

Regreso al 77

Cuando empecé a generar recuerdos, él había tomado la decisión de marcharse. Nací con las primeras elecciones democráticas, ese agosto del 77 desde el que Suárez nos mira ahora con la determinación del arte fotográfico, seguro de sí mismo, bien afianzado en ese presente tamizado por el punto de vista que adoptamos tras haber pasado página en la historia. El presente vuelve para quedarse en la despedida, para recordarnos algo del hombre que se olvidó a sí mismo. Impacta verlo en bañador en un posado recién salido del agua en los ochenta, con sus ojos pintados por Modigliani, la mirada buscando el centro de la escena, la sonrisa como una sábana secándose al sol, con un sonido seco de bandera al viento. A media asta le despide España, unos conmovidos, otros aferrados al reproche de su condición de hombre del régimen que no cumplió los principios que pudo prometer. Y prometió. Tuvo, eso sí, el valor de abrir la puerta con la ley de la reforma política. De no consultar ciertas cosas con el Rey al que juró lealtad. De marcharse. De ponerse en pie y saltar al ruedo el 23-F. Ahí está el testimonio gráfico, la valentía ya en segundo plano en una imagen del álbum para el recuerdo de Suárez que ofrecen los periódicos. Dónde están los pasos perdidos?
La compasión, esa solidaridad que nace de la empatía en el dolor, acerca quizá como ninguna otra cosa a un hombre que miraba de frente y sonreía, como nos gusta a todos que nos miren, y que cumplió todas sus ambiciones personales. Eso aseveró en los 80, sin temor a la sombra de su fortuna.
Pienso en el jersey azul turquesa que me hizo mi abuela, una de las prendas que podrían vestir toda mi infancia. No sé qué fue de ese jersey que tanto me gustaba, capaz de calentar el invierno. He olvidado como era pero sé que era azul y que me gustaba mucho. Como a Suárez sus zapatos cuando no reconocía hijos, amigos, recuerdos propios? No debió de ser fácil calzarlos la última década sin ayuda de ese poema que tanto gustaba al hombre de la Transición. Serás un hombre, decía. Tras cumplir estas duras condiciones. Un poema dice mucho de quien lo escoge, mucho más que un ideario con plantilla o un programa suscrito en equipo, pero suele admitir varias lecturas. Por eso seguimos leyendo. Para poder entender más allá de nuestras propias ideas y la visión heredada de la historia.
http://www.lavozdegalicia.es/noticia/politica/2014/03/24/adolfo-suarez-lleva-reconocimiento-espanoles/0003_201403G24P2991.htm