jueves, 29 de mayo de 2014

Cuento los buenos días

Cuando despiertas, yo me duermo,
con un pie colgando de la noche y el pelo suelto en la mañana.
No podía cerrarme en el silencio viendo tus sueños correr, intentado no caerse
en una trampa. Entre las hojas hay dientes escondidos,
cepos hambrientos de miedos ancestrales. Hormigas laboriosas
asfaltando rutina, gusanos con más paciencia que nadie.

La fauna más sutil habita la oscuridad,
sólo un dragón podría despertarnos,
un dinosaurio también o una lechuza con su alarmante mirada.

Te despiertas y el mundo estira los brazos.
Y yo caigo frescamente en la mañana,
como un zumo de naranja con pepitas.

Bebo la primera hora del día.
Puedo soñar al fin como un color,
pensando en ti a sorbos de zumo recién hecho,
en el descaro del sabor de una cereza. En la mancha que salta a la camisa
como una pasión que no sabe contenerse.


¿Si estoy contigo, te con-tengo?
De ilusiones que no mueren vive la esperanza.



Cuando salgas de casa a por el día
estaré como durmiendo,
esperando el oso grande de tu corazón cuando me abraza,
la palabra mágica que ama todos los idiomas.
Un cuento real
de buenos días.


Estos son los buenos.
No. Son
los mejores.

Tantos que es fácil perder la cuenta













http://elpieenlamarea.blogspot.com.es/2014/05/la-primera-persona-del-dolor.html

miércoles, 28 de mayo de 2014

La primera persona del dolor

Duelo es meter en casa el dolor, arrastrar esa manta por el suelo
del pasillo. Qué larga puede ser la forma de esperarte.
Entra, por favor, tómate tiempo, duele a gusto,
tengo poco de comer en la nevera.

Duelo el dolor en primera persona, en otra parecida a la que amé.
Es un sustantivo singular, un hijo único. Puede pasar horas buscando la pieza
de esa torre en escalera de color, pero de pronto suelta una patada
y todas las horas se vienen abajo.

El dolor se parece al amor. No importa la historia, solo el momento.
Esta emoción es una guerra a vida o muerte.

Duelo el dolor en singular, entre nosotras
ni los pronombres quieren despedirse.

Te quiero
como si no dejase de encontrarte.
Te quiero
y estás aquí, me tocan tus palabras para siempre.
Te quiero y hablas
en todas las direcciones, en avenidas que acaban en las leiras donde come el pasado
sus miserias,
en calles que se cortan cuando te frenas en seco,
en sentidos prohibidos que me llevan donde quieres.

Te quiero como una casa en el centro
de este instinto maternal, que agarra los dedos de la luz en otros libros.
Eres la casa del yo en penumbra, el mueble bajo la sábana caliente,
todo lo interior doblado
 y guardado en la coqueta.
No tengo nada que ver con ese nombre... eso lo has dicho tú!

Las prendas íntimas necesitan respirar, asoman sin darse cuenta
un poco de tela, una mano tendida, las primeras palabras
de una historia.

Esta es una historia singular que habla por nosotras,
de una alianza elemental de contrarios condenados a perderse
por la paz mundial de la familia.
Este es el tú al que regreso yo.

El dolor es tan plural como nosotras.
Duelo con todo tu amor.
 Esta es mi forma de ser.
Nosotras
eres tú si me dejas abrazarte.


http://elpieenlamarea.blogspot.com.es/2014/05/la-palabra-que-ere.html

martes, 27 de mayo de 2014

La palabra que eres

No importa que no las oigas.
No dejan de ser palabras
para ti.
Es difícil saber de dónde vienen.
Están. Se mueven en tornados diminutos en las cartas de amor,
en mi mano cuando toca la lengua del fuego,
las comisuras de mi necesidad.
No sé cómo quedarme al ver que ya te fuiste.
Dónde dejo esta palabra que te quería decir?
Déjala sola contigo, hacéis buena pareja, ojalá
podáis la una con la otra.

No estaba preparada para perder
en un día todo lo que eres,
años de infancia,
días repetidos que perdieron la noción de la felicidad.

Cuenta las horas con los dedos,
chúpatelos, todo lo que no cuentan,
cuenta despacio
el placer recuperado,
el pantalón rojo como tú,
las cerezas que van de la oreja a la boca,
el gato de Chesire que dice miau
en el ovillo de tu miedo.

Cuenta adónde llega la respiración materna de las noches,
el tintineo de luz de la cruz en la cadena de todas las vidas
que arrastras y te llevan.

Escucha lo que dice el olor a ti misma de la palabra
mamá.
Mamá.
Es una palabra
que no deja de ser tú.

lunes, 19 de mayo de 2014

El poder especial de Érica


    Érica Esmorís.
    Es decirlo, escribirlo, y sonreír. Y verla con una camisa vaquera, unas zapatillas blancas y un sombrero descubriendo L.A. O un poco antes, bajo el sauce llorón de Calasancias, con un chicho a un lado y zapatos... ¿Gorila? (Privata, corrige Érica en Facebook), riéndose fuerte, como si toda una clase lo hiciese a la vez.
    He tenido la suerte de celebrar las Letras en La Voz con Érica Esmorís y otra escritora a la que quiero, Dores Tembrás. Sus libros, uno de Érica y tres de Dores, viven conmigo, son parte del caos sideral de tiempos verbales que es mi casa. El pasado no pasado es un presente continuo. Y un presente es un regalo.
    Un verano Érica creó a Amabel, una heroína con un sentido pleno de la infancia, pero eso ya no es noticia. En todo caso, entrevista en YES. Y esa entrevista, publicada el sábado, se gestó hace algún tiempo. ¿Nueve meses? Es posible, pues fue el pasado junio cuando tropecé con Érica en unas escaleras después de un largo paseo de años sin vernos. Ella bajaba, yo subía, le conté: ya ves, aquí con mi hija. Ella dijo algo como: Yo sin hijos, pero ya ves, escribo la historia de una niña con un poder especial. Como no soy tan veloz como la madre de Amabel, tardé en reaccionar. Aaaah! Qué intriga.
    Con esta superheroína casera
    nació el sello Sushi Books
    Unos meses después de aquel encuentro el libro llegó a mis manos. Y mis manos lo auparon y pasaron las hojas muertas de risa y de ternura con muchas cosas de Amabel, con Roi, coa curmá Comba... Sentí yo aquel olor a pelea de recreo, a sudor de brilé, a lápices, a algas, a verano infantil con mucho cloro y a ese amor cómplice, dulce de verdad, de abuela. No leí O poder de Amabel como amiga, sino como lectora, y como tal, muy segura de mi oficio, me quedé enganchada en la risa floja por la escena de una jaula de palomas llena de caca. También muy agradecida con los padres de Amabel, y con Amabel ¡claro!, por ser tan así, tan de verdad.
    Gracias al poder especial de Amabel, entrevisté a Érica Esmorís dos veces, y una tercera, y una cuarta ¡por WhatsApp! Hablamos de muchas cosas, las llevo en mi cabeza algo alteradas, porque una vez la grabación se borró (mis dedos guardan silencio) y mi memoria tiene por costumbre pasar de la literalidad. Érica me contó que no tiene miedo a nada, que dice lo que piensa, que ama los animales, el verano y el movimiento, que sabe desenvolverse en las crisis. Antes escribía para hacer terapia, ahora no. Sale con un músico de raíz. Tiene un gato, una perra, dos proyectos, una furgoneta que ha convertido en hogar. De pequeña soñaba con ser normal, quizá sin saber que eso supondría perder su poder especial.
    Menos mal que no todos los sueños se hacen
    realidad.

    Te seguimos, Érica Esmorís
    (http://www.ericaesmoris.com/)


    sábado, 17 de mayo de 2014

    Dores Tembrás, a lingua do silencio


    "agardo pola túa man / ou por ti / polo movemento / para / facerme / redondel"
    Leo na Cronoloxía da urxencia, o poemario por saír de Dores Tembrás, e as palabras veñen por min, sen lazo e sen présa, dicíndome Acouga se es capaz. Esta Cronoloxía leva uns días comigo e cada vez que lle roubo un tempo éncheme o silencio de razón. O silencio, di Alejandra Pizarnik, "no existe"."O silencio é case un animal con púas", di Dores Tembrás, e xorde un ourizo cacho, mais non para o tacto da man, baixo o dominio ao que está afeita, senón moi dentro dun ouvido. Unha pode rascar ou poñer a almofada no oco da orella, pero o silencio, animal visible e invisible, sobrevive no umbral das palabras. O case, na obra de Dores Tembrás, é definitivo. A precaución dun adverbio ante o verbo seguro e obstinado, irrevogable decisión (precipitar, afiar, querer, purgar, apodrecer), ou ante un mundo creado por un, dous sustantivos. Dores sostén mundos cos substantivos, percorre o esforzo da palabra por nacer. A poeta que non asaña o silencio, que se torna minúscula para a escoita, obra o Big bang da palabra. Hai nesta Cronoloxía, na que eu quedo co estalido dos silencios no xerme das vocais, unha dureza madurada que rexeita metáforas, as badaladas da lingua cotiá, o son sin máis da palabra que non se parou a mirarse e sacudirse todo o pó de anos no camiño.
    Dores Tembrás escribe o desexo con palabras da caste do silencio, que estoupan na intimidade, como o rigoroso inverno dos avós dentro da lacena da memoria. A nosa.
    O "si non do faro" da poesía de Dores non se detén. Guíanos nunha escuridade (case) familiar cara o fulgor da palabra orixinal. Na procura dunha procura sen fin. O desexo.
    A vida sempre.

    Máis sobre Dores en La Voz de Galicia y El Pie en la Marea
    http://elpieenlamarea.blogspot.com.es/2013/12/o-paxaro-coa-palabra-na-boca.html
     http://elpieenlamarea.blogspot.com.es/2013/09/fogar-de-poesia.html
    http://elpieenlamarea.blogspot.com.es/2013/10/elas-responden.html


    sábado, 3 de mayo de 2014

    Recuerdo de una tarde larpeira

    Todo empezó en la cocina de casa. ¿No es así como empieza todo? Derramé el azúcar en ese espacio zen que tantas madrugadas me ha visto tomar tilas conmigo misma, y se me ocurrió consultarle a la tableta por el quid de un bizcocho fácil. Sí, sí, ¡el de yogur! Surgieron una buena mano de bloguers con un delicioso sentido de la solidaridad (Ahí están Directo al Paladar, Una Pincelada en mi Cocina, Pequerrecertas, Dulces Tentaciones, Bizcochela, Bocados de Cielo...). Yo nunca he sabido freír un huevo, ¡menos aún los espárragos!, así que me dije: oye, si te sorprenden con las manos en la masa que sea enfaenada con un roscón de Pascua o unas chulas, o esas flores que la abuela te echaba todo el año y se comían en carnaval. Y así azúuuuucar, todo sinsabor se curará. Harina, huevo, anís, chocolate... ¡con todos esos ingredientes que te vienen de la infancia llegarás al paladar del mundo, por pequeños que sean sus dominios! Si no eres la mar de salada, demuéstrales que esa dulzura es genuina y fluye como un río de nata a manga pastelera, que tiene su destreza con la masa madre, que usa la varilla manual como una túrmix, que no necesita abrir el horno para obrar oh! el misterio de la creación. La repostería casera, que en realidad es mucho nombre para lo que hace alguien como yo, que se inpira siempre en recetas de casas ajenas, aunque unidas a la mía por los lazos de una vecindad también virtual, es como una memoria de las manos, un recuerdo lento del olfato, un fuego vivo que humea de muy atrás, un sabor perdido que viene de pronto a chuparnos los dedos. Mmmmm. No hay palabras. Yo no las tengo. Tampoco mi hija cuando come un dulce bueno como sin creérselo. Mi abuela no las dejó escritas. No me dijo así se hacen las flores que yo hacía para ti. Otros sí las tienen, palabras digo, como... como este grupo de amigas, dulceras de raigambre, que hornearon conmigo esta tarde especial con mucho gusto ¡y doble página en YES! 
    Felices postres, que hagamos muuuuuchos más