miércoles, 28 de mayo de 2014

La primera persona del dolor

Duelo es meter en casa el dolor, arrastrar esa manta por el suelo
del pasillo. Qué larga puede ser la forma de esperarte.
Entra, por favor, tómate tiempo, duele a gusto,
tengo poco de comer en la nevera.

Duelo el dolor en primera persona, en otra parecida a la que amé.
Es un sustantivo singular, un hijo único. Puede pasar horas buscando la pieza
de esa torre en escalera de color, pero de pronto suelta una patada
y todas las horas se vienen abajo.

El dolor se parece al amor. No importa la historia, solo el momento.
Esta emoción es una guerra a vida o muerte.

Duelo el dolor en singular, entre nosotras
ni los pronombres quieren despedirse.

Te quiero
como si no dejase de encontrarte.
Te quiero
y estás aquí, me tocan tus palabras para siempre.
Te quiero y hablas
en todas las direcciones, en avenidas que acaban en las leiras donde come el pasado
sus miserias,
en calles que se cortan cuando te frenas en seco,
en sentidos prohibidos que me llevan donde quieres.

Te quiero como una casa en el centro
de este instinto maternal, que agarra los dedos de la luz en otros libros.
Eres la casa del yo en penumbra, el mueble bajo la sábana caliente,
todo lo interior doblado
 y guardado en la coqueta.
No tengo nada que ver con ese nombre... eso lo has dicho tú!

Las prendas íntimas necesitan respirar, asoman sin darse cuenta
un poco de tela, una mano tendida, las primeras palabras
de una historia.

Esta es una historia singular que habla por nosotras,
de una alianza elemental de contrarios condenados a perderse
por la paz mundial de la familia.
Este es el tú al que regreso yo.

El dolor es tan plural como nosotras.
Duelo con todo tu amor.
 Esta es mi forma de ser.
Nosotras
eres tú si me dejas abrazarte.


http://elpieenlamarea.blogspot.com.es/2014/05/la-palabra-que-ere.html

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