jueves, 29 de mayo de 2014

Cuento los buenos días

Cuando despiertas, yo me duermo,
con un pie colgando de la noche y el pelo suelto en la mañana.
No podía cerrarme en el silencio viendo tus sueños correr, intentado no caerse
en una trampa. Entre las hojas hay dientes escondidos,
cepos hambrientos de miedos ancestrales. Hormigas laboriosas
asfaltando rutina, gusanos con más paciencia que nadie.

La fauna más sutil habita la oscuridad,
sólo un dragón podría despertarnos,
un dinosaurio también o una lechuza con su alarmante mirada.

Te despiertas y el mundo estira los brazos.
Y yo caigo frescamente en la mañana,
como un zumo de naranja con pepitas.

Bebo la primera hora del día.
Puedo soñar al fin como un color,
pensando en ti a sorbos de zumo recién hecho,
en el descaro del sabor de una cereza. En la mancha que salta a la camisa
como una pasión que no sabe contenerse.


¿Si estoy contigo, te con-tengo?
De ilusiones que no mueren vive la esperanza.



Cuando salgas de casa a por el día
estaré como durmiendo,
esperando el oso grande de tu corazón cuando me abraza,
la palabra mágica que ama todos los idiomas.
Un cuento real
de buenos días.


Estos son los buenos.
No. Son
los mejores.

Tantos que es fácil perder la cuenta













http://elpieenlamarea.blogspot.com.es/2014/05/la-primera-persona-del-dolor.html

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