martes, 13 de enero de 2015

Ana María Matute, el bosque eterno


Matute murió sin acabar este libro
ANA ABELENDA | Ana María Matute (Barcelona, 1925-2014) hablaba como escribía, con las manos, tomando las medidas del silencio esencial que exprime la gran literatura. De esta niña que tuvo el mal gusto de crecer, como ella dijo una vez, es el reino de la infancia, un bosque en el que perderse para encontrar la libertad, un mundo propio. Al suyo vuelve el lector de estos Demonios familiares que dejó al despedirse. Encogidos de extrañeza y asombro, niños como ella, concluimos este viaje sin final que se interrumpe como un sueño ante la mordida de la realidad. La vida de Ana María Matute acabó antes que su obra. Por eso la historia de Eva, una adolescente en la que el estallido de la guerra civil detona un hondo conflicto interior, queda suspendida en el misterio,
brillando como una luciérnaga en la noche de un desván. Malabarista de contrastes, Eva hereda un silencio familiar largo y pesado como un estigma de género, que la autora consigue traducir a palabras. El desván y la luciérnaga tienen, como el bosque, gran fuerza simbólica en la obra póstuma de Matute, una encrucijada existencial en la que aquilatar el peso de los fantasmas familiares, la soledad o el sentimiento de culpa tras el incendio de un amor prohibido. El brillo de la mirada de Matute sobre los miedos íntimos se aviva con el aire húmedo de lo que se oculta en casa, en un hogar de adultos en el que solo es posible crecer feliz aferrándose a ese otro hogar secreto que el corazón se construye de niño. Para que las piedras de la vida no amortigüen su latido.

Publicado en Fugas el 9 de enero de 2015


EL INTENSO CALOR DE LA LUNA

LA EDAD MÁS VOLUPTUOSA DE UNA MUJER
A. A. | ¿No sienten en ocasiones un temblor bajo los pies? «Todo lo que nos parece seguro y sólido puede desaparecer en un instante», advierte en su última novela Gioconda Belli (Managua, Nicaragua, 1948). Vital, ardiente, vigorosa como una mujer que defiende su diferencia, que no pide permiso para mostrarse como es, El intenso calor de la luna ofrece una alternativa literaria a las sagas eróticas del escaparate. Esta es la metamorfosis de Emma, una mujer de 48 años en un mundo aparentemente seguro y feliz que arranca el relato de un cambio. Emma  conduce su coche y su vida con tiento. Va mirándose por dentro, examinando los primeros indicios del supuesto «fin de su feminidad». Rompiendo tabúes, pudores y miedos más o menos velados, Belli recurre a la fantasía para visibilizar el erotismo en la madurez, la llama viva de una feminidad que se transforma con la edad.  A los finales les suceden los principios, aventura Belli, que escribe ciclo menstrual sin miedo a manchar el papel y MENOPAUSIA con las mayúsculas que se le deben. En El intenso calor de la luna la autora de Escándalo de miel vuelve a dar toda su voz a una mujer.  Y es el alma de su cuerpo la que habla, como un fuego en intensa comunión con el resto de la naturaleza.

Publicado en Fugas el 9 de enero de 2015

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